Técnicas Curativas

Centro Fénix de Naturopatía




Centro Fénix de Naturopatía tiene el placer de invitarles a conocer sus técnicas curativas, probadas y usadas, con éxito, por miles de personas en todo el mundo, como remedio de síntomas contra la depresión, el estrés, la ansiedad.
Dolores musculares y deterioros articulares.
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Dependencias y adicciones.
Algias



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Solo por Hoy


Sólo por hoy, me voy a conceder permiso...
para abrir un nuevo sendero;
para aprender una nueva forma de vivir.
Para dudar, para cometer errores.
Para reir, llorar, amar, reflexionar, descansar.
Para conocer la paz de la renuncia.


Sólo por hoy, me voy a conceder permiso...
para ser amable conmigo mismo.
Para honrar mi cuerpo, mi corazón, mi alma.
Para confiar en el futuro, en Dios, en mí.
Para venerar la vida que disfruto.
Para recordar quién soy.


Sólo por hoy...
Voy a encontrar el valor necesario
para mantenerme firme,
para escuchar,
para escuchar el susurro de mi corazón...
entre el sonido del trueno,
para cantar al viento.



Heart Singer





Centro Fénix de Naturopatía

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lunes, octubre 07, 2019

Mejora de la Audición

La pérdida de oído no es irreversible, como en general se piensa, y se puede recuperar la antigua capacidad auditiva sin recurrir a audífonos ni a operaciones. Los problemas de audición comienzan a gestarse ya en nuestra adolescencia cuando perdemos la capacidad de percibir ciertas frecuencias muy agudas (de 17.000 Hz en adelante) y aunque la pérdida de audición es progresiva, a partir de los 50 años se acelera hasta un grado que empieza a afectarnos en nuestra vida cotidiana. Con los años, la pérdida de audición puede tener efectos importantes en la vida cotidiana y generar sensación de soledad, aislamiento, pesimismo y frustración, especialmente en las personas mayores. En algunos casos, subir el volumen de la televisión o pedir que le repitan lo que alguien acaba de decir parece que basta para solucionar el problema, pero con el tiempo ciertos sonidos y palabras se vuelven prácticamente inaudibles. Por el contrario, esos ruidos ambientales a los que antes no se prestaba atención se transforman en un alboroto ensordecedor.

La medicina convencional sigue siendo incapaz de proponer una solución definitiva para los problemas de sordera. Actualmente solo ofrece dos alternativas: quedar aislado del mundo o recurrir a un audífono. Desde edades muy tempranas consultamos a oftalmólogos y vamos regularmente al dentista. Pero, ¿qué hacemos para proteger nuestros oídos? Son pocas las personas realmente preocupadas por sus oídos y por la pérdida de audición.

La función auditiva es una de las más complejas y misteriosas del cuerpo humano. Cada oído se compone de tres partes:
• El oído externo, que es el visible.
• El oído medio, una pequeña cavidad rellena de aire excavada en el hueso temporal que contiene los tres huesos más pequeños del cuerpo humano (martillo, yunque y estribo).
• El oído interno, también llamado “laberinto” por sus tortuosos canales. Aquí se localiza la cóclea, una maravilla de la precisión que alberga el órgano de Corti, el cual contiene alrededor de 16.000 células sensoriales llamadas células ciliadas. El extremo de cada célula sensorial ciliada alberga entre 30 y 100 estereocilios, cuyas vibraciones transforman las ondas sonoras en impulsos eléctricos transmitidos a nuestro cerebro.

A lo largo de la vida los minúsculos órganos que participan en la transmisión del sonido al cerebro pueden resultar dañados por una enfermedad, un accidente, por la exposición a volúmenes acústicos demasiado altos o simplemente por el paso del tiempo. Esto no se debe a un mecanismo concreto o a una única causa, sino en general al deterioro que con el paso del tiempo sufren nuestros órganos. Como hemos visto, el oído interno es un delicado mecanismo compuesto de un número muy grande de piezas. Y lógicamente, cuantos más elementos posee un sistema, mayor es la probabilidad de que alguno se estropee e imposibilite el buen funcionamiento del conjunto.

Los científicos entienden cada vez mejor los mecanismos celulares del envejecimiento y empiezan a comprender cómo estos afectan a nuestro oído. Más que concentrarse en una función particular, son conscientes de que la buena salud del ecosistema en general que constituye nuestro oído representa la mejor protección para nuestra audición. Y cada vez están más convencidos de que la pérdida de oído no es algo definitivo. Hay un estudio muy interesante relacionado con el tabaco y la pérdida de oído que lo demuestra. Se llevó a cabo con 50.000 personas de entre 20 y 64 años y se trataba de determinar la asociación entre ser o no fumador, y la capacidad auditiva. Se hizo el seguimiento de estas personas durante 8 años, sometiéndoles a test auditivos anuales, y los resultados fueron muy claros en cuanto a relación entre el tabaco y el número de cigarrillos fumados al día con la pérdida auditiva. La sorpresa llegó con los que dejaban de fumar, pues en ellos se revertía la pérdida auditiva, y además muy rápido.

Hoy en día nadie duda que la nutrición es uno de los factores esenciales para mantener un organismo sano. Pero ahora varios estudios muestran que ciertos nutrientes pueden frenar eficazmente la pérdida de audición e incluso revertirla.
El primer nutriente que el oído necesita es la N-acetilcisteína (NAC). Porque una vez absorbida, el organismo transforma la NAC en un aminoácido denominado cisteína. Este, en conjunción con otros dos aminoácidos, actúa como precursor de una de las moléculas con mayor capacidad antioxidante, el glutatión. Ampliamente estudiado, el glutatión protege a las células frente al estrés oxidativo y el envejecimiento prematuro, aumentando su funcionalidad. Varios estudios han demostrado que las personas sordas tienen niveles más bajos de glutatión que el resto de la población, y la NAC permite reducir el déficit de cisteína y de glutatión causado por el envejecimiento, dos elementos activos decisivos que contribuyen globalmente a un mejor funcionamiento del sistema auditivo.

Si se sufre de acúfenos, sabe hasta qué punto los zumbidos o silbidos en sus oídos perturban su día a día. Afectan a la concentración, al sueño, al rendimiento en el trabajo e incluso a las conversaciones cotidianas. Uno de los mejores remedios naturales para acabar con estos molestos ruidos es el Gingko biloba, una planta utilizada por la medicina tradicional china desde hace más de 4.000 años para tratar los problemas circulatorios y estimular la energía vital. La fuerte concentración de activos antioxidantes (flavonas y ginkgólidos) presente en las hojas de esta planta ayudan a proteger las células del oído interno y del canal auditivo.
El ginkgo es también un vasodilatador natural, lo que significa que ayuda a mantener abiertos los pequeños vasos sanguíneos y capilares que se encuentran alrededor del oído y en su interior.

Otro problema común de las personas que padecen algún grado de sordera es la dificultad para oír los sonidos más agudos y más graves. Para tratarlo existen dos nutrientes esenciales: el ácido alfalipoico (AAL) y el ácido acetil-L-carnitina (ALCAR). El ácido alfa-lipoico es ácido sulfúrico sintetizado por el organismo humano en cantidades muy pequeñas. Tiene la rara capacidad de “reciclar” otros antioxidantes, especialmente la vitamina E, la vitamina C y el glutatión, de manera que puedan continuar luchando contra los radicales libres. También aumenta los niveles de glutatión y neutraliza los metales tóxicos como el arsénico, el cadmio y el mercurio. Su sorprendente capacidad para atravesar la barrera hematoencefálica, entre el sistema sanguíneo y el cerebro, le permite actuar sobre los radicales libres en el interior del cerebro, del sistema nervioso y de los oídos, protegiendo a estos últimos contra la pérdida de audición causada por la edad.
El aminoácido acetil-L-carnitina incrementa la producción de energía en el interior de las mitocondrias. Ciertos estudios indican que la pérdida de audición causada por la edad está relacionada con el estrés oxidativo de las células, especialmente el que afecta al ADN de las mitocondrias, y la combinación de acetil-L-carnitina y NAC juega un relevante papel en la protección de las mitocondrias contra los radicales libres y proteger contra la pérdida auditiva. Dado que la síntesis natural de estos dos activos disminuye con la edad, es imprescindible ayudar a nuestro cuerpo a recuperar sus reservas de ácido alfalipoico y acetil-L-carnitina.
También se ha comprobado el efecto beneficioso de ciertas vitaminas a la hora de preservar nuestra capacidad auditiva. Es el caso de las vitaminas B9 y B12, que mejoran la percepción de las bajas frecuencias.

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