Numerosos estudios han demostrado que la ingesta regular de verduras, sobre todo las de hoja verde y las amarillo-anaranjado, ayudan a protegernos del cáncer y a la eliminación de tóxico.
Las Crucíferas
Las crucíferas: col, brécol, coliflor, coles de Bruselas y nabos, contienen indoles y otras sustancias de reconocido efecto anticancerígeno. El indol-3-carbino de la coliflor parece ser beneficioso frente al cáncer de mama, ya que neutraliza formas de estrógenos que pueden desencadenar el tumor. El sulforafano del brécol y de las coles es una de las sustancias con mayor poder anticancerígeno.
Para el doctor Lee Wattenberg, de la Facultad de Medicina de la Universidad de Minnesota (Cancer Research 1978), el efecto protector de las crucíferas se debe a que los principios activos que contienen (indoles, clorofila, carotenoides, ditioltioles y glucosinolatos) fortalecen el aspecto desintoxicador del cuerpo y la capacidad de eliminar excesos tóxicos.
Estudios epidemiológicos llevados a cabo en diversos países, han mostrado que las personas que comen habitualmente crucíferas, tienen tasas menores de cáncer de colon, pulmón, esófago, laringe, próstata, vejiga y recto.
Además, la col contiene L-glutamina, poderoso cicatrizante de úlceras digestivas. Para esta finalidad es conveniente beber un vaso diario de su jugo.
Los Carotenos
En las verduras Amarillo-anaranjadas y en las de hoja oscura se encuentran beta-carotenos y otros pigmentos carotenoides que inhiben el desarrollo de tumores, especialmente los de pulmón y piel.
La Clorofila
El color verde de las hojas es debido a una sustancia casi mágica, la clorofila, gracias a la cual la planta “transforma” la energía del sol en energía nutritiva. La clorofila se parece mucho a la hemoglobina de la sangre; la diferencia está en que la hemoglobina tiene un átomo de hierro y la clorofila de magnesio. Existe un sinergismo entre los animales y las plantas. Los animales inhalan el oxígeno del aire y exhalan dióxido de carbono, mientras que las plantas en presencia de luz lo hacen a la inversa.
Muchas son las virtudes de esta especial molécula: antibactericida, antiinflamatoria del colon, cicatrizante de úlceras digestivas; otras son a nivel externo en forma de cataplasmas, como cicatrizante de heridas, desinfectante, antiinflamatoria y antitérmica.
Otras Propiedades
El cardo y las alcachofas regulan la secreción biliar. Las hojas verdes de la lechuga tienen suaves efectos sedantes y somníferos. Los puerros son diuréticos úricos. Las raíces de bardana y diente de león, así como las ortigas son muy depurativos y remineralizantes. El nabo y el rábano crudos ayudan a eliminar mucosidades del aparato respiratorio. El ajo y la cebolla contienen sustancias como el sulfuro alílico y otros compuestos sulfurados orgánicos, que actúan como detoxificantes de agentes cancerígenos.
Entre estas propiedades, tenemos que recordar algunas negativas, como por ejemplo, el efecto calcificador (formador de piedras y endurecimientos) de las solanáceas: pimientos, tomates, berenjenas y patatas.
La Energía Vital
Podemos emplear las verduras como verdaderos medicamentos para ayudar a resolver problemas particulares como los citados anteriormente; pero su mejor utilidad es como reguladores energéticos. Para ello, tenemos que remitirnos a su carácter expansivo o contractivo.
Las verduras deberían estar presentes en cada comida y su utilización marcada por la siguiente lógica:
• Siempre frescas. Las propias de la estación.
• Cocidas en las épocas frías y crudas en las calientes.
• En cantidades grandes para las personas con problemas de excesos de yang y en cantidades menores para excesos de yin.
• Predominancia de las raíces y cocidas para problemas de yin, y de hojas y crudas para los yang.
• Color verde para equilibrar el hígado y la vesícula biliar, amarillo para el estómago y el bazo-páncreas, blanco para el pulmón y el intestino grueso.
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