La esencia floral es un campo energético útil. Solo actúa cuando encuentra receptividad vibracional en la persona que las toma, por lo que si se utilizan “equivocadamente”, no producirán ningún efecto diferente al del placebo.
La flor posee una cualidad que está dada por la conformación electromagnética y lumínica armónica de sus partículas, que al entrar en contacto con el campo energético en desarmonía, es capaz de regularlo.
Actúa a niveles subatómicos por intercambios de luz, equilibrando y armonizando los flujos de energía de los campos energéticos a los que se les aplique su acción.
Como son tan sutiles sus efectos, éstos actúan en los campos energéticos sutiles, y no en los densos como serían los órganos físicos. Sin embargo, al armonizar los campos electromagnéticos débiles humanos, se evidencian efectos importantes en los estados emocionales que producen cambios en el sistema inmune y posteriormente en la materia densa, mejorando procesos orgánicos.
La esencia floral, una vez incorporada en el cuerpo, entra en contacto con el cuerpo energético de la persona y viaja a través de ella por los meridianos de acupuntura y se dirige a los chacras y a los órganos energéticos, donde producirá su efecto, que se manifestará inicialmente en los estados emocionales y posteriormente, dentro de lo posible, en la materia.
En la práctica cada flor tiene una característica específica, como puede ser el coraje, en el caso del Mímulo. Según Bach: “la prevención y curación de la enfermedad se lograrán descubriendo lo que falla en nosotros y erradicando ese defecto con el recto desarrollo de la virtud que lo ha de destruir. No combatiendo el mal, sino aportando tal cantidad de virtud opuesta, que quedará eliminado de nuestra naturaleza”.
Las flores van haciendo su trabajo, de forma lenta, aportando una cualidad al campo energético del ser que la necesita y produciendo un efecto silencioso. Es por eso que, con frecuencia, la persona refiere no haber sentido ningún cambio importante durante la toma de las esencias. Sin embargo, si se le interroga sobre síntomas o estados emocionales previos a la toma, evidencia que le han cambiado, aunque no suele saber cuándo ocurrió tal hecho, y por tal motivo no lo atribuye a la acción floral.
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