Técnicas Curativas

Centro Fénix de Naturopatía




Centro Fénix de Naturopatía tiene el placer de invitarles a conocer sus técnicas curativas, probadas y usadas, con éxito, por miles de personas en todo el mundo, como remedio de síntomas contra la depresión, el estrés, la ansiedad.
Dolores musculares y deterioros articulares.
Problemas respiratorios y alergias.
Dependencias y adicciones.
Algias



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Solo por Hoy


Sólo por hoy, me voy a conceder permiso...
para abrir un nuevo sendero;
para aprender una nueva forma de vivir.
Para dudar, para cometer errores.
Para reir, llorar, amar, reflexionar, descansar.
Para conocer la paz de la renuncia.


Sólo por hoy, me voy a conceder permiso...
para ser amable conmigo mismo.
Para honrar mi cuerpo, mi corazón, mi alma.
Para confiar en el futuro, en Dios, en mí.
Para venerar la vida que disfruto.
Para recordar quién soy.


Sólo por hoy...
Voy a encontrar el valor necesario
para mantenerme firme,
para escuchar,
para escuchar el susurro de mi corazón...
entre el sonido del trueno,
para cantar al viento.



Heart Singer





Centro Fénix de Naturopatía

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sábado, junio 05, 2021

El Código de la Vida

El ADN es una molécula en forma de doble hélice capaz de replicarse a sí misma que almacena el código fuente de la vida. Su estructura fue descrita por primera vez por Watson y Crick, lo que les valió la obtención del premio Nobel en 1962.
Este código está escrito únicamente con cuatro caracteres: A (Adenina), T (Timina), G (Guanina) y C (Citosina). El programa cuyo resultado es un ser humano tiene una longitud de unos tres mil millones de caracteres. Una alteración de una sola de esas letras —una mutación— puede dar como resultado una alteración de un rasgo físico sin mayor importancia pero también puede provocar enfermedades terribles como el síndrome de Hutchinson.
¿No sería —al menos en este último caso— maravilloso poder corregir la dichosa letrita?
Desde luego que sí, pero encontrarla no será tarea fácil. Si lo estirásemos, el ADN de una sola célula mediría casi dos metros, lo que nos lleva a afirmar que el cuerpo humano alberga unos 4.800 millones de kilómetros de ADN. Todo esto sin considerar el problema de acceder al núcleo de las células objetivo con la herramienta de edición.

Para que pueda caber dentro del cuerpo, el ADN está prodigiosamente enrollado y empaquetado en forma de cromosomas. Los seres humanos 23 parejas de cromosomas (46 en total), de los cuales la mitad provienen de nuestra madre y la otra mitad, de nuestro padre.
Nuestra información genética se pasa a las siguientes generaciones a través de la reproducción sexual. Las células reproductoras (óvulos y espermatozoides), se generan por meiosis, un método de división celular diferente al empleado para el resto de las células del organismo (mitosis). Durante la meiosis, ambos miembros de cada uno de los pares de cromosomas (recordemos, uno proveniente del padre y otro de la madre) se alinean entre sí e intercambian segmentos de información. Luego, con la información genética reordenada, los integrantes de cada par de cromosomas se separan y se dirigen a cada una de las células hijas. Este reordenamiento de la información es la base de una de las principales fuentes de variabilidad genética en las poblaciones de individuos y permite la adaptación a ambientes cambiantes.

Función
El código fuente de la vida está dividido, en humanos, en unas 20.000 secciones a las que se denomina genes. Cada gen porta las instrucciones para la construcción de una proteína, los bloques estructurales y funcionales de los que estamos hechos. Un grupo especialmente de proteínas son las enzimas, responsables de catalizar más de 5.000 tipos de reacciones químicas en el organismo.
La transcripción y traducción son los procesos que la célula usa para elaborar todas las proteínas a partir de la información almacenada en el ADN. Durante la transcripción, una porción de ADN que codifica un gen específico se copia en el núcleo de la célula. Luego, el ARNm lleva la información genética del ADN al citoplasma, donde ocurre la traducción. Durante la traducción, se elaboran las proteínas usando la información almacenada en la secuencia de ARNm. El ARNm se une a orgánulo llamado ribosoma que puede leer la información genética. A medida que el ARNm pasa a través del ribosoma, otro tipo de ARN llamado ARN de transferencia (ARNt) lleva hacia el ribosoma los bloques que forman las proteínas, los aminoácidos.
Como se puede ver, el ADN es el que se lleva la fama, pero el ARN es el que verdaderamente carda la lana, como bien saben las nuevas vacunas del coronavirus.


A pesar de que en forma y función pueden ser extremadamente diferentes, todas las células de nuestro cuerpo tienen el mismo ADN. Lo que diferencia a unas de otras es qué partes del código están ejecutando y cuáles no. Es lo que se conoce como expresión génica. Como explicamos cuando hablamos de longevidad, a este proceso dinámico de “encendido y apagado” de genes es lo que se conoce como epigenética y su mal funcionamiento podría ser la causa raíz por la cual envejecemos.
Otra importante derivada de lo anterior es que llevar algo en los genes (como por ejemplo una enfermedad) no implica necesariamente que vayas a desarrollarlo. Todo dependerá de si ese gen se expresarán o no, lo cual depende del carácter del propio gen (dominante o recesivo) y del proceso epigenético, que está fuertemente influenciado por el ambiente y nuestro estilo de vida.

Aunque el genoma humano es conocido desde principios de los 2000, la correspondencia entre genes, rasgos, procesos biológicos, enfermedades, etc. es extremadamente complejo y aún no se entiende completamente. Mejor dicho, aún no sabemos casi nada. Esto nos lleva a darnos cuenta de que la edición del genoma—por bienintencionada que sea—puede tener consecuencias negativas inesperadas.

La Evolución por Selección Natural: el Programador
La evolución es un algoritmo de fuerza bruta cuyo único objetivo es maximizar la propagabilidad de los genes. Nada más.
En este algoritmo, el “propósito” de las mutaciones genéticas no es provocar enfermedades sino crear nuevos individuos con características diferentes a las de sus progenitores.

Cuando estas características ponen a sus portadores en desventaja frente a sus rivales a la hora de sobrevivir y reproducirse, van desapareciendo del acervo genético pues los individuos que las portan se hacen minoritarios en la población o incluso se extinguen. Por contra, cuando son de ayuda, proliferan y se van convirtiendo en la norma. Como dice Richard Dawkins, los seres vivos no somos más que exoesqueletos de combate y reproducción para nuestros genes.
Esto implica que a la Naturaleza no le importa demasiado que sobrevivamos muchos más años que los que necesitamos para desarrollarnos, reproducirnos y asegurar la supervivencia de la prole. De ahí que multitud de problemas de salud se manifiesten a partir de la edad mediana, cuando muchos podemos dar esas misiones por cumplidas. La parte del código que tiene que ver con nuestra salud a partir de entonces no está optimizada en absoluto, ni nunca lo estará.
Entonces, ahora que quizás pudiésemos hacerlo, ¿no tendría todo el sentido que mejoremos algo que la evolución —por diseño— jamás va a completar?
Bueno, en realidad, la afirmación anterior no es del todo cierta. La evolución ha sido capaz de crear un organismo con la inteligencia suficiente como para descifrar su funcionamiento y alterarlo. ¿No se podría por tanto considerar la edición genética como un fruto de la propia evolución?

Fuente: Suma Positiva

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