Se ha demostrado que cuanto más zinc haya en las células de la próstata menos tienden a crecer. El zinc conlleva también un fenómeno de apoptosis (suicido celular) que permite disminuir ligeramente el volumen de la próstata.
Esta apoptosis se debe a la inducción por parte del zinc de una autorregulación de los genes del crecimiento celular en las mitocondrias.
El zinc también participa inhibiendo la transformación de la testosterona en DHT (la sustancia que provoca el crecimiento de la próstata).
Pero, además, los alimentos ricos en zinc tienen unos efectos muy particulares en la vida íntima. Por ejemplo, las ostras que son el alimento más rico en zinc que se encuentra en la naturaleza, se consideran también como el campeón de los afrodisíacos. Este efecto se explica porque el zinc estimula la producción de testosterona y la fabricación del semen requiere de mucho zinc.
El hecho es que una próstata con mejor salud implica forzosamente una vida íntima más intensa. Así, no debe sorprendernos de que mejorando la próstata, al tiempo que se consigue dormir de un tirón sin tener que levantarse al baño, se logre también unas relaciones íntimas más satisfactorias.
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