Cada persona tiene una constitución propia, y todo lo que le nos hace diferente de los demás, lo que nos hace únicos, dice mucho sobre nuestro estado de salud. Estas especificidades determinan unas necesidades concretas y unas prioridades a las que se debe atender a la hora de cuidar la salud. De hecho, ese es precisamente el sentido básico de la naturopatía, basada en proponer estrategias de salud completas y personalizadas, lejos de la medicina “en cadena” y de los medicamentos “de masas”.
El “test de las constituciones”, “del perfil hipocrático” o “del temperamento”, es una herramienta muy útil para empezar a conocerse un poco mejor. Se trata de una tabla descriptiva que permite reconocerse fácilmente en el tipo de “constitución hipocrática” predominante. No hay más que marcar cada casillero de la tabla que se corresponda con un rasgo de tu personalidad o de tu apariencia física. A continuación, se suma el total de casillas marcadas en cada columna y se compara. Aquella columna en la que se haya conseguido mayor puntuación será tu perfil dominante (sanguíneo, nervioso, bilioso o linfático).
Lo normal es que, habiendo respondido sobre la tendencia en cada uno de estos parámetros, tu perfil dominante esté claro. De hecho, resulta sorprendente la fiabilidad de las conexiones existentes entre ciertos rasgos y los temperamentos hipocráticos, correspondientes con perfiles psicológicos y fisiológicos concretos.
Numerosos expertos apuntan a que incluso la caligrafía (es decir, la forma característica en que cada uno escribe) puede determinar a qué temperamento hipocrático corresponde cada persona.
Ahora bien, lo que no se debe esperar es una coincidencia al 100% con todos los rasgos de un perfil concreto. Y es que todos llevamos dentro un poco de cada uno de los cuatro temperamentos. Simplemente, un perfil sobresale por encima de los otros, y ese es el que debe guiarte en el cuidado de tu salud.
Es decir, que se puede ser perfectamente una mezcla de dos o más perfiles. Por ejemplo, un perfil de tipo nervioso que duerme más de lo habitual o una persona sanguínea con unos kilos de más. Ni siquiera sería un problema que el resultado del test fuese un empate (es decir, un perfil “híbrido”). Es completamente normal.
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