Las sustancias antioxidantes son principios activos que tienen la capacidad de neutralizar la acción de los radicales libres, permitiendo que éstos dejen de causar daño sobre los tejidos y moléculas del organismo.
Existen muchos tipos de antioxidantes. Por un lado están los de tipo enzimático, que puede fabricar nuestro organismo o que podemos consumir en forma de complementos o con la alimentación. Y, por otra parte, contamos con algunos minerales como el selenio y el zinc, y con principios activos como las vitaminas A, C, E, los carotenos y algunas sustancias vegetales.
La oxidación es un proceso esencial para la vida, es uno de los pasos finales en la obtención de la energía de los alimentos, pero mientras se produce se generan moléculas, átomos y otros elementos reactivos, popularmente conocidos como radicales libres, que pueden dañar nuestras moléculas, lo que puede provocar enfermedades y acelerar nuestro proceso de envejecimiento. Gracias a la existencia de algunas enzimas que produce nuestro organismo, y a vitaminas, minerales y principios activos antioxidantes, podemos neutralizar sus efectos nocivos.
Cada tipo de antioxidante ayuda a neutralizar un tipo de radical libre, por ello puede ser adecuado tomar suplementos con combinados de vitaminas, minerales, enzimas…
Un exceso de radicales libres oxida las moléculas y tejidos que forman nuestros órganos, lo que altera sus estructuras y desemboca en problemas de salud. De hecho, a los radicales libres se les considera parcialmente responsables de enfermedades como la ateroesclerosis, ciertos tipos de cáncer, insuficiencias renales, patologías derivadas de la diabetes, catarata senil, problemas hepáticos y enfermedades degenerativas como el Alzheimer.

Un reciente estudio de la Universidad Fundan de Shanghái relaciona los altos niveles de antioxidantes en sangre con una menor prevalencia del síndrome metabólico.
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