Cuando una persona está sometida a una gran tensión emocional los músculos más importantes a la hora de hacer el test de kinesiología son el pectoral mayor clavicular (relacionado con el estómago y las funciones digestivas) y el supraespinoso (relacionado con el cerebro y el pensamiento). La técnica consiste en tonificarlos para que la energía empiece a fluir y así cumplir con sus propias funciones. Después, hay que pedir a la persona que se tome unos minutos para deshacerse del trauma emocional y mental.
Si nos encontramos solos y somos nosotros los que nos sentimos confundidos, nos sentaremos, pondremos los dedos encima de los puntos neurovasculares en las eminencias frontales de la frente.
Al mismo tiempo que mantenemos contacto con estos puntos, repasaremos mentalmente la experiencia traumática desde el principio hasta el final y repetiremos esta operación dos veces. Una vez hayamos terminado sentiremos que parte de la tensión ha desparecido y que nos sentimos más calmados, relajados y capaces de pensar.
Si estamos trabajando con alguien, le pediremos que se siente o se tumbe para poder mantener contacto con sus eminencias frontales más cómodamente. Le pediremos que repita la situación estresante en silencio o verbalmente. Una vez haya terminado, volveremos a hacer el test a los músculos indicados más arriba. Si los músculos están fuertes significa que nuestro trabajo ha terminado; si no volveremos a repetir todo el proceso. Esta vez pediremos a la persona que recuerde la experiencia en silencio, y volveremos a hacer el test. Lo volveremos a repetir si es necesario.
Tanto si trabajamos con nosotros mismos o con otra persona, el efecto es una disminución de la involucración emocional, señal de que la mente ha comenzado a “aclararse”.
Esta es una técnica excelente que podemos utilizar cuando se presenten pesadillas, temores, frustraciones, rabia y otras tensiones mentales y emocionales.
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