El principal motivo del fracaso de la ciencia médica moderna es que trata los síntomas pero no las causas. Durante muchos siglos, la auténtica naturaleza de la enfermedad ha quedado enmascarada por el materialismo, y así la enfermedad ha tenido todas las oportunidades de extender sus estragos, puesto que no se han atacado sus orígenes.
Nunca se erradicará ni se curará la enfermedad con los actuales medios materialistas, por la sencilla razón de que la enfermedad es el último resultado producido en el cuerpo, el producto final de fuerzas profundas y duraderas, y aunque el tratamiento material solo sea aparentemente eficaz, es un mero alivio temporal si no se suprime la causa real. La tendencia moderna de la ciencia médica, el interpretar equivocadamente la verdadera naturaleza de la enfermedad y concentrarla en términos materiales en el cuerpo físico, ha aumentado enormemente su poder; primero, desviando los pensamientos de la gente de su auténtico origen y, por ende, el método de ataque efectivo, y segundo, al localizarla en el cuerpo, despertando un gran complejo de miedo a la enfermedad que nunca debió existir.
La enfermedad es, en esencia, el resultado de un conflicto entre el Alma y la Mente, y no se erradicará más que con un esfuerzo espiritual y mental. Estos esfuerzos, si se llevan a cabo adecuadamente, con entendimiento, pueden curar y evitar la enfermedad al eliminar los factores básicos que son su causa primaria. Ningún esfuerzo dirigido únicamente al cuerpo puede hacer algo más que reparar superficialmente el daño, y no hay curación en ello, ´puesto que la causa sigue siendo operativa y en cualquier momento puede volver a demostrar su presencia de otra forma. De hecho, en muchos casos, una aparente mejoría resulta perjudicial, al ocultarle al paciente la auténtica causa de su molestia y con la satisfacción de una salud aparentemente mejorada, el factor real no descubierto, puede adquirir renovadas fuerzas.
Afirmemos brevemente que la enfermedad, en apariencia tan cruel, es en sí beneficiosa y existe por nuestro bien, y si se interpreta correctamente, nos guiará para corregir nuestros defectos esenciales. Si se la trata de manera adecuada, será la causa de supresión de nuestros defectos y nos dejará mejor y más plenos que antes. El sufrimiento es un correctivo para destacar una lección que de otro modo nos habría pasado desapercibida y que no puede erradicarse hasta que no se aprende la lección. Digamos también que aquellos que comprenden y son capaces de leer el significado de los síntomas premonitorios pueden evitar la enfermedad antes de que aparezca, o abortarla en sus primeras fases si se realizan los adecuados esfuerzos correctivos espirituales y mentales. Tampoco tiene que desesperar nadie, por grave que sea su caso, ya que el hecho de que el individuo siga físicamente vivo indica que el Alma que rige su cuerpo no carece de esperanza.
Guerra Eterna: la Permanencia del Conflicto en la Era Moderna
-
La idea de la «guerra eterna» suele estar vinculada a las obras de teóricos
políticos como George Orwell, cuya novela 1984 describía una sociedad
distópic...
No hay comentarios:
Publicar un comentario