Una buena alimentación es imprescindible para gozar de buena salud y prevenir enfermedades. Alimentarse mal puede hacernos víctimas de: sobrepeso, hipercolesterinemia, diabetes y muchas otras enfermedades asociadas a una mala alimentación.
Nosotros tenemos la posibilidad de elegir la cantidad y la calidad de nuestros alimentos, así como el momento de consumirlos. Por regla general comemos más de lo necesario y con alimentos que poseen un alto contenido en grasas de origen animal que colman nuestras arterias y dañan nuestro corazón, entre otras cosas.
Algunas de las anomalías al alimentarnos son:
– Exceso de consumo de calorías diarias.
– Preferencias hacia productos de origen animal.
– Exceso de consumo de grasas.
– Elevada ingesta de proteínas.
– Escaso suministro de hidratos de carbono.
– Escaso aporte de fibra.
Somos lo que comemos. Para establecer una dieta equilibrada y saludable es imprescindible estar en contacto con nuestro cuerpo y para comprender sus necesidades. También, y de manera práctica, la hora del día en que consumimos los alimentos y la cantidad adecuada. Las claves de la salud, hoy día, están básicamente en reducir la ingesta de alimentos, así como en hacer ejercicio regularmente para mejorar la calidad de vida.
Comprender las necesidades del cuerpo significa entender la forma como los diferentes grupos de alimentos –carbohidratos, proteínas, grasas, vitaminas, minerales y oligoelementos– cubren estas necesidades.
Grupos de Alimentos
Analicemos brevemente los diferentes grupos de alimentos y sus funciones en la nutrición. En cuanto a la proporción es importante acercarse al equilibrio ideal entre proteínas, grasas y carbohidratos, que aunque es personal puede calcularse de forma general en 15/25/60, respectivamente.
A veces se insiste, de manera genérica, en el consumo de proteínas y grasa como indicador de nutrición adecuada. Pero es recomendable reducir el consumo de proteínas y sobre todo el de grasas, en beneficio de un mayor consumo de carbohidratos. Con ello se pretende reducir la "acumulación" de energía a largo plazo, como son las grasas, y obtener más energía "inmediata" como la que proporcionan los carbohidratos o azúcares.
Los carbohidratos suministran energía rápida al cuerpo, entre los cuales se hallan los cereales, las pastas, las patatas, el arroz y representan 50-60% del total de las calorías que se ingieren. Las proteínas se utilizan para formar tejidos y se encuentran en la carne, el huevo, el pescado, las legumbres y los lácteos; en una dieta equilibrada representan 15-20% del total de calorías ingeridas. Las grasas son empleadas por el organismo para generar energía de reserva, de uso lento y para ciertas estructuras. Se pueden encontrar en las grasas animales –con mayor daño para el organismo– y los aceites vegetales. Conforman 20-30% de las calorías totales que se ingieren y, dentro de sus tipos, se recomienda la siguiente proporción: Menos de 10% de grasas saturadas; menos de 6% de ácidos grasos poliinsaturados; 80% de ácidos grasos monoinsaturados.
Asimismo, no hay que olvidar la importancia de beber mucha agua, directamente o a partir de alimentos que la contengan en gran cantidad, como la fruta. Hay que recordar que "somos" 65% de agua. Además, las sales minerales y las vitaminas juegan un papel muy importante en el correcto funcionamiento de nuestro organismo, por lo que se debe ingerir alimentos que los contengan.
Se recomienda ingerir 3% de fibra (celulosa, pectina) que se encuentran en los cereales, las leguminosas, las verduras, las frutas y los frutos secos; todos ellos son necesarios para activar la movilización dentro del intestino, con la consabida eliminación del estreñimiento y sus consecuencias.
Pirámide Alimenticia
La pirámide de alimentos ilustra de manera fácil lo expuesto anteriormente. En la parte baja de la pirámide se encuentran los alimentos que deben formar la base de la dieta equilibrada de todas las personas. Conforme se asciende en la pirámide, se hallan los alimentos menos necesarios junto con las porciones que se deben ingerir. Esta pirámide es una guía de fácil aplicación; lo recomendable es que se aprenda y se utilice diariamente.
Algunas Recomendaciones al Comer
Comer alimentos frescos, de la mejor calidad que se pueda pagar. No comer a menos que se tenga hambre. No beber a menos que se tenga sed. Si se tiene hambre y se bebe en lugar de comer, los líquidos disolverán las enzimas de la digestión y reducirán los jugos gástricos.
Sentarse a la hora de comer, no hacerlo de pie. A la hora de comer, concentrarse en los alimentos. Masticar muy bien, por lo menos 32 veces por cucharada. Esto permite a las enzimas digestivas hacer su labor como es debido. Comer a una velocidad moderada. No tragar apresuradamente.
Llenar 1/3 del estómago con alimentos, 1/3 con agua, y dejar 1/3 vacío. No comer más de una porción que quepa en las dos manos. Comer en exceso agranda el estomago, así cada vez se tendrá la necesidad de comer más. Comer en exceso también crea toxinas en el sistema digestivo.
Durante comidas no ingerir bebidas heladas, o jugos de frutas, tomar sorbos de agua caliente entre bocados de comida. La miel nunca debe ser cocinada, si lo es, las moléculas se convierten en una especie de pegamento que se adhiere a las membranas mucosas y tapa poco a poco los canales, produciendo toxinas.
"Si pudiéramos darle a todos los individuos la cantidad adecuada de alimentos y ejercicio, ni mucho ni poco, habríamos encontrado el camino más seguro hacia la salud."
“Elige alimentos acorde a tu constitución. Ellos te nutrirán y no irritaran tus doshas (energías). Elige alimentos acorde a la estación.”
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